Thursday, March 25, 2010

Juan Rodrigo Llaguno: Un fotógrafo en el parque




Juan Rodrigo Llaguno: Un fotógrafo en el parque

Monterrey, México (6 marzo 2010).- Juan Rodrigo Llaguno dedicó ocho años a capturar los rostros infantiles en un parque de la Colonia del Valle; esas imágenes ahora aparecen en un libro que se presentará el 25 de marzo
En la fotografía hay un niño de pelo claro. Lleva un flequillo que baila sobre su frente pequeña y despejada. Tiene una mirada profunda, sonríe con timidez y sus manos parecen inquietas. A sus espaldas hay un árbol y un jardín.
No es un retrato como otros. Esta imagen impresa en blanco y negro estuvo colgada en la Fototeca de Nuevo León como parte del Salón de la Fotografía en el 2002; ahora está en la oficina del estudio de su autor, Juan Rodrigo Llaguno.
Es una fotografía de casi metro y medio por lado, una de las más grandes que hay en este espacio de paredes blancas, ubicado en el centro de San Pedro, donde si algo sobra son retratos.
"Fíjate bien en sus manitas, es lo que más me capta", dice Llaguno, al reparar en la imagen colgada atrás de su escritorio.
Da la impresión de que este artista del retrato de 45 años conoce cada centímetro cuadrado de la obra "Sin título".
La imagen es parte de una serie de retratos que le llevó a su autor casi una década de trabajo en un parque público de la Colonia del Valle.
"Esta foto la tomé hace ocho años y ahora digo:¿Por qué traerá esa chaqueta?, ¿qué será de él?. La fotografía tiene esa emoción, esa magia", dice este hombre de cara redonda y cabellera corta y abundante, que empieza a representar su edad.
Dentro de unos días esta imagen dejará de estar sólo en este lugar, ya que fue elegida para la portada de El Parque, el primer libro de un artista vivo de la lente que publica la Fototeca de Nuevo León, y que se presentará el jueves 25 de marzo en este espacio del Centro de las Artes.
Puede ser que una imagen valga más que mil palabras, pero sin un libro con dificultad puede ser tan elocuente.
Desde el Premio Nobel de Literatura mexicano Octavio Paz, la surrealista Leonora Carrington, el difunto pintor Julio Galán; hasta novios en su boda e incluso algunos encargos comerciales. Aquí las imágenes lo tapizan todo.
Las repisas o paredes blancas del estudio no alcanzan y hasta el suelo se aprovecha.
"Colecciono gente", bromea el fotógrafo nacido en Francia por "accidente" pero regiomontano desde la infancia. "Desde muy famosa hasta del barrio", añade, en tono más serio.
Sin embargo, pocas series parecen valer tanto para su autor como las de El Parque. Fue un proyecto con el que vivió más de ocho años. Una labor no apta para impacientes.
En tiempos en que las fotografía dispone de rápidas cámaras digitales, este artista de la lente eligió ir por el carril de baja velocidad, una cámara de cajón o placas.
Por cerca de ocho años disparó su cámara unas 600 veces, para obtener igual número de retratos en blanco y negro; un fotógrafo con una cámara digital hubiera hecho 600 en una sola sesión.
"La foto en la calle se ha vuelto difícil. No es como en los 60 que tu salías a la calle y no pasaba nada, ahorita, la gente se voltea y es muy agresiva, porque piensa lo peor", señala.
Aunque a Llaguno no le gusta darle importancia a la técnica, en este caso la cámara fue fundamental, le marcó el ritmo.
"Quería ir más pausado, ir en contra de la velocidad. A ritmo más lento hay más tensión en la mirada", señala.
Para obtener los retratos tuvo que visitar casi cada viernes el parque ubicado en Río Mississippi y Río Moctezuma, en la Colonia del Valle. Llamado Mariano Escobedo, aunque pocos saben su nombre, el parque data de los 60, es tan antiguo como el vecindario de clase alta que lo rodea.
Fue una rutina durante años, que sólo interrumpía cuando tenía trabajos adicionales.
¿Pero cómo inició? Por casualidad. Un día buscaba un sitio para pasear a su hija y recordó este jardín de su infancia. Después de todo había crecido a sólo unas cuadras de ahí.
"Empecé a descubrir un mundo, a ver muchas imágenes que no estaba acostumbrado a ver, era el mundo infantil", relata.
"Este proyecto es todo lo que pasa en un solo parque. La gente ya me conocía, era una constante yo ahí. Se va haciendo más fácil el proyecto, la gente empieza a abrirse un poco más".
Su primera visita fue en 1998, la última en el 2006. En todos esos años Llaguno requirió de una ardua labor de persuasión para ganarse la confianza de los retratados. Ninguna de las imágenes tiene título.
"La mayoría de estos niños no andan solos. Tienes que pedir autorización, permiso. Muchas veces no querían, yo regresaba y les regalaba una fotografía para que supieran quién era.
"En mi trabajo es clave que la gente sea consciente de que están participando en un acto fotográfico. Al saberlo, te transformas. Eso fue lo que pasó con estos niños", agrega.

La mayoría de los retratos de El Parque son de niños de rasgos delicados, con piel clara y ropas limpias. Algunos están acompañados de sus nanas, casi todas de piel morena y rasgos indígenas.
El contraste es evidente. En un país de enormes desigualdades sociales, los protagonistas de esta serie son afortunados.
Como persona que creció en San Pedro, considerado el municipio más rico del País, Llaguno tiene interés cada vez más en retratar su entorno.
"Es importante retratar este sector al que uno pertenece. He tratado que la fotografía que hago tenga que ver conmigo. A mí no me interesa retratar mundos exóticos", dice.
Llaguno considera que la fotografía mexicana documental se ha cargado mucho a tomar indígenas, a la pobreza extrema, pero también hay una clase media que poco se ha retratado.
Sus estudios en Nueva York y París han marcado parte de su trayectoria, que se ha vuelto más personal.
Inició tomando fotografías de Espinazo, luego de personajes famosos en el mundo de la cultura, la política o las artes que han visitado la Ciudad. El ex Secretario de Estado estadounidense Collin Powell, en su reciente visita a la Universidad de Monterrey, pasó por su lente.
Pero sus retratos han ganado cercanía. Hace tiempo realizó la serie "Retratos de Familia"; ahora trabaja en una serie de retratos de hombres y mujeres con el torso desnudo. Son amigos o conocidos del artista que aceptan posar para él.
"A la gente que retrato es por algo: tiene que haber una emoción", dice. "La fotografía es la luz que tú reflejas. Hay algo de magia en eso", señala.
Pero Llaguno va sin prisas, puede darse ese lujo. Su obra se ha expuesto en espacios como el desaparecido Museo de Monterrey, Marco y el Centro de la Imagen, en la Ciudad de México.
Además, su trabajo forma parte de colecciones como la de Femsa, Marco y la Arizona State University. Y por si esto fuera poco, su agenda de foto comercial está cargada.
La cámara, para Llaguno, es un medio de acercarse a la gente.
"Para introducirme en mundos que sin la cámara no pudiera lograr", apunta.
Para sacar adelante su nuevo libro, con 42 imágenes, tuvo que ganar el apoyo editorial que abrió la Fototeca de Nuevo León del Conarte en el Salón de la Fotografía del 2008. El trabajo detrás de la obra estuvo encabezado por el crítico de arte Xavier Moyssén, el fotógrafo Roberto Ortiz y el diseñador Óscar Estrada.
Llaguno reconoce que sus influencias han sido retratistas como Richard Avedon, Romualdo García y August Sander. Todos en la historia de la fotografía.
Y entre los miles de retratos hechos por sus maestros y los que hay en su oficina, sabe que el reto está en la búsqueda.
"Decir algo con la fotografía está bien cab...", señala.

Publicada en el periódico El Norte. 6 de marzo 2010

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